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Domenico Morelli (Nápoles, Cabeza de apóstol, 1879
Domenico Morelli estudió pintura en su ciudad natal, Nápoles. En el primer semestre de 1848 continuó su formación en Roma gracias a una bolsa de estudios, y allí se vinculó a la llamada ‘revolución de 1848’, también conocida como ‘Primavera de los Pueblos’, la cual se caracterizó por manifestaciones de corte nacionalista y por expresiones de un movimiento obrero mejor organizado. Morelli combatió en las barricadas napolitanas y por ello fue a prisión un corto período. En 1850 su obra gozaba de una buena acogida en Florencia, y allí se insertó en un proceso de aprendizaje connatural a los artistas italianos, que tradicionalmente acudían a esta ciudad, reservorio de ejemplos paradigmáticos del arte, desde el Renacimiento. En 1855 participó en la Exposición Universal de París, ámbito en el que entró en contacto con la estética del grupo de Los Macchiaioli.
Incursionó en la pintura de historia y en la mitológica, además, ejecutó paisajes, retratos y escenas de género, a los cuales imprimió, magistralmente, un aliento clásico, poniéndose de relieve su admiración por dicha etapa de la historia del arte. Ha sido considerado el artista napolitano más notable del siglo XIX, centuria caracterizada por revivals del pasado clásico y por el difuminado de los bordes que antes delimitaban claramente los estilos pictóricos de las grandes escuelas nacionales de pintura, así también, al interior de las regionales.
Morelli realizó una gran cantidad de dibujos, acuarelas, estampas, y, por supuesto, pinturas. Gracias a sus bocetos y dibujos ha sido posible establecer diferentes etapas creativas de algunas obras pictóricas, tanto de tema mitológico, como religioso, y en este último caso, consiguió despojarlos de contenidos estrictamente devocionales para convertirlos en referentes de humanidad. De su vida se conservan álbumes completos de documentos y fotografías. Fue un artista de gran capacidad expresiva y pone en alto la prolongada y rica tradición colorista del arte italiano, colocando este recurso en función expresiva y composicionalmente dramática.
Se movió entre el verismo pictórico y las improntas pre-impresionistas. Su cercanía a Los Macchiaioli sería relevante pues significó vincularse a un grupo doblemente revolucionario, tanto en lo social como en lo artístico, cuyos presupuestos estéticos ofrecían resultados menos académicos y más experimentales, a partir del juego pictórico entre la macchia –mancha– y el claroscuro. Morelli bien empleó los aportes de este colectivo artístico, al punto de construir alegorías y símbolos actuantes en su contemporaneidad.
Dos cuestiones nos resultan particularmente destacables en su biografía. Por una parte, el hecho de haber sido nombrado, en 1860, consultor en el Museo Napolitano de Capodimonte; allí ejercería un servicio practicado históricamente por algunos artistas de muy reconocido prestigio, y se trata de su labor de expertizaje, aconsejando rutas de coleccionismo favorables para dicha institución e incidiendo en la gestión de colecciones. En segundo lugar, merece especial comentario la amistad y admiración mutua sostenida con el pintor catalán Mariano Fortuny Marsal (Reus, 1838 – Roma, 1874). Para ambos, la luz sería protagonista del relato pictórico, cuestión que el artista español trasladaría hacia la órbita de sus homólogos decimonónicos donde se destacaba especialmente Joaquín Sorolla (Valencia, 1863 - Madrid, 1923).
Domenico Morelli recibió numerosas condecoraciones, entre las que sobresalen la de Comendador de la Orden de la Corona de Italia, creada por el rey Vittorio Emanuel, el 20 de febrero de 1868, para conmemorar la unificación de todos los territorios itálicos tras la incorporación de la República de Venecia; así también, la Orden de Caballería de los Santos Mauricio y Lázaro, concedida a quienes hubiesen ofrecido un servicio distinguido, ya sea en la vida civil o militar. En el momento en que le fue otorgada a Morelli, constituía la segunda en importancia en el reino de Italia. Para entender desde nociones contemporáneas la trascendencia de este mérito, baste decir que, tras la caída de la monarquía, en 1946, pasó a ser llamada Orden del Mérito de la República Italiana.
A partir de 1899 Morelli fue nombrado Director de la Academia de Bellas Artes de Nápoles cargo que desempeñó hasta su muerte, un 13 de agosto de 1901.
De su autoría, el Museo Nacional de Bellas Artes expone en su Sala Permanente de Arte Italiano, la pieza Cabeza de apóstol. Esta hermosa pintura que aparece firmada y fechada por su autor, accedió a la colección institucional en 1925, como resultado de una compra que el Estado realizara al comerciante de arte italiano Salvador Buffardi.
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