Usted está aquí
Jorge Rigol, Venus Campesina
Jorge Rigol descubrió que el único medio para dar al dibujo la hondura que requería su apetencia artística era hundir al dibujo en la profundidad del grabado, así lo explica el poeta Félix Pita Rodríguez en sus palabras al catálogo de la muestra organizada por el Museo Nacional de Bellas Artes en el 80 aniversario del natalicio del artista. La apasionante aventura del grabado tiene en Rigol a un discípulo consciente, un incansable trabajador y a un maestro por derecho propio. En sus obras gráficas los personajes se erigen independientes, rodeados de un encanto que permite recrear con imaginación la realidad. Conjuntos de imágenes que perviven en el recuerdo, siempre dispuestos a dialogar con el espectador. Con economía de recursos, trazos firmes y marcados contornos se nos presenta esta
Venus campesina, donde el blanco y el negro adquieren una connotación singular. La atracción que un día despertara en él la corriente muralista –una de las razones que lo llevaron a México a finales de la década del 30– se ve claramente reflejada en esta pieza. Salta a la vista la monumentalidad de la figura, evidenciando con ello la habilidad del artista en el tratamiento de los volúmenes. Asimismo, el uso de la perspectiva está dado por la relación figura fondo. (E.V.D)
- 2471 lecturas
