Comentario sobre la exposición "Homenaje al 120 Aniversario de la Biblioteca Nacional"

Se suele pensar en las bibliotecas como las “catedrales de la palabra” puesto que, desde la antigüedad, el amor por el libro ha sido amor al saber y a la cultura, en su acepción más amplia e inclusiva. No es de extrañar entonces, que desde su fundación nuestra Biblioteca Nacional haya sostenido vínculos tan estrechos con un Museo Nacional (MN) que, en 1901, era todavía una aspiración de futuro para un grupo de intelectuales cubanos. El progresivo y sostenido proceso de desmontaje del pasado colonial, produjo en los años de la primera ocupación norteamericana a nuestro suelo, todo un caudal de objetos de alta historicidad que fueron depositados en la joven Biblioteca Nacional para conservarse hasta que se hiciera realidad el Museo de La Habana. Una de las primeras acciones oficiales de Emilio Heredia, luego de su designación como Comisionado para la fundación del MN en diciembre de 1910, sería reclamar para la colección en ciernes las lápidas coloniales que se conservaban en la Biblioteca. El fluido intercambio entre Heredia y Domingo Figarola Cáneda se puede seguir en los Expedientes de la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, y los Expedientes del Museo Nacional que se conservan en nuestros archivos históricos, y abarcan un período entre inicios de 1911 y la fundación del MN en 1913, que fue esencial para el carácter de nuestra colección durante sus primeros cincuenta años.

Esta propia fuente documental, atestigua la continuidad de esa relación que mediante transferencias y préstamos enriqueció los fondos de ambas instituciones. Más que tradición, o entendimiento temporal entre personalidades que han encabezado la Biblioteca y el Museo a lo largo de más de un siglo de historia, es la profunda convicción de que nuestros tesauros complementan esa visión holística de una personalidad cultural propia e inalienable de lo cubano, lo que ha sostenido los intercambios en el tiempo. Ya fuera la serie de monedas y medallas para la colección numismática del MN, ya los fondos documentales y bibliográficos referidos al poeta José María Heredia –finalmente transferidos hacia la BN, y en cuya adquisición tuvo un papel primordial nuestro fundador,- ya la colección de pinturas que enriqueció la pinacoteca cubana cuando el Museo se trasladó a la nueva sede del Palacio de Bellas Artes en 1955 (de las que actualmente se muestra en la sala de arte colonial el retrato anónimo de la Condesa de Merlín), nuestros fondos tienen mucho que agradecer a esa relación permanente con la Biblioteca Nacional de Cuba. Y es precisamente ese aporte lo que aspiramos destacar en esta escueta muestra, porque la selección de casi cuarenta dibujos y grabados de arte cubano y extranjero, son una ínfima parte de las miles de piezas –fundamentalmente de nuestro Gabinete de Estampas y Dibujos- que proceden de Transferencias de la Biblioteca.

El hecho de que mucha de la producción artística tenga al papel como soporte, tiene un papel significativo sin dudas en estos intercambios, de los que resaltan por su aporte numérico las carpetas de grabados como las de la Editorial (Tito di Gio) Ricordi, con escenografías realizadas para óperas, fundamentalmente del Teatro alla Scala de Milán (Alessandro Sanquirico (1777-1849)); o las carpetas de calcografías de Wifredo Lam. Pero también la consideración de la identidad de algunos conjuntos de dibujos y grabados, como el procedente de Julio Lobo, que forma un cúmulo de las transferencias acaecidas en la década de 1970, y que enriqueció altamente nuestros fondos internacionales.

Forman parte también de la muestra una selección de libros, catálogos y fotografías del Centro de Documentación “Antonio Rodríguez Morey”. No sólo como pretexto para promocionar sus fondos, sino también por ese origen que se remonta a la fecha de nuestras fundaciones, donde se conformó el modelo de Museo-Biblioteca que tendrían el Museo Municipal de Santiago de Cuba (Bacardí) o el de Cárdenas (hoy Oscar María de Rojas); y cuyo sentido complementario se expresaba en el Plan de Heredia para el MN, en las Secciones de Potencialidad Nacional.